Tucumán vivió ayer un verdadero "viernes negro" debido a una nueva oleada de incendios fuera de control que provocó una lluvia de cenizas. Los informes oficiales señalan que hubo 38 quemas de cañaverales y ocho ocurrieron en pastizales o bosques. Estos útimos, incluso, podrían haber tenido origen en los primeros, según la Dirección Provincial de Defensa Civil.
La precipitación de restos de cañaverales comenzó ayer al mediodía y se acentuó con el correr de las horas hasta alcanzar su pico máximo a eso de las 17, cuando se redujo la visibilidad a cuatro kilómetros en el aeropuerto Internacional Benjamín Matienzo, ubicado al este de San Miguel de Tucumán. "Lamentablemente esta situación continúa hoy y ya detectamos nueva presencia de humo que ingresa desde el sur", informó el meteorólogo Santiago Cogorno, del SMN.
Juan Bertolini, jefe de los bomberos voluntarios de Lules, sostuvo que el de ayer fue uno de los peores días, en el marco de un mes que será inolvidable para ellos. "En 30 días actuamos en 150 incendios, es una locura. Ayer, incluso, no pudimos asistir a varios llamados de frente ígneos que hubo en el departamento Leales porque ya no teníamos ni móviles, ni personal", indicó.
De acuerdo al agente, el más importante en el que ese cuerpo actuó fue en un incendio que se ubicó entre San Miguel de Tucumán y Famaillá, cerca de la autopista. "Ardieron 40 hectáreas que estaban muy cerca de una escuela y casas. La gente estuvo muy asustada pero logramos controlarlo", dijo. La actividad de los bomberos luleños terminó en los primeros minutos de la actual jornada.